Mujeres panameƱas, entre un diputado violador, un fallo machista y ausencia de equidad
- Ćngela JimĆ©nez RodrĆguez
- 20 abr 2021
- 5 Min. de lectura
Al son de mĆŗltiples tamboritos, gritos clamando justicia y āpailazosā, se encontraban, desde hace unas semanas, un grupo de mujeres, de distintas clases sociales, económicas y Ć©tnicas, en las escalinatas del palacio de justicia Gil Ponce, hogar de la Corte Suprema de Justicia de nuestro paĆs. ĀæEl motivo? La bĆŗsqueda de justicia ante las acusaciones de abuso sexual que varias fĆ©minas, incluyendo una menor de edad, han realizado hacia el diputado oficialista, separado del cargo, Arquesio Arias.
El caso de Arias, dilatado desde el 2019, es el vivo ejemplo de lo inseguro que es el ser mujer en un paĆs androcentrista como PanamĆ”, un paĆs donde doctores aprovechan la vulnerabilidad de sus pacientes para violentar sus cuerpos, derechos sexuales y humanos. Sin duda alguna, vivimos en un paĆs donde los delitos sexuales se encuentran hasta debajo de las piedras, siendo gran parte de las vĆctimas menores de edad, como se ejemplifica en el controversial caso SENNIAF ante el cual, aunque la sociedad civil, colectivos feministas y colectivos varios han protestado, clamando justicia y castigo para todos los involucrados en estos delitos tan graves (entre lo que se citan violaciones, tanto sexuales, fĆsicas y psicológicas, prostitución, abusos graves, condiciones inhumanas de vivienda y alimentación), hasta el momento solo han caĆdo ciertas personas, quienes definitivamente no son los principales responsables de lo sucedido, una vez demostrando que la justicia panameƱa es rĆ”pida para condenar a lxs āhijxsā de la cocinera, mas lenta para condenar a peces gordos, quienes con sus conexiones económicas, polĆticas y sociales eluden la ley de una manera sorprendente.

Desafortunadamente, encubiertos en la oscuridad de la madrugada, la semana pasada el tribunal de juicio, integrado por los magistrados Luis Ramón FĆ”brega (presidente), MarĆa Eugenia López (relatora), Ćngela Russo de CedeƱo, Otilda Vergara de Valderrama (magistrada suplente), Carlos Alberto VĆ”squez, JosĆ© AyĆŗ Prado, HernĆ”n De León, Cecilio Cedalise y Miguel Espino GonzĆ”lez (magistrado suplente) declararon a Arias no culpable, por unanimidad, de los delitos de āViolación Sexual Agravadaā y de āActos Libidinosos Agravadosā; Mientras que en el delito de āActos Libidinosos Agravadosā en perjuicio a una de las vĆctimas menor de edad, no se llegó a un voto mayoritario calificado (2/3 partes), siendo los magistrados JosĆ© AyĆŗ Prado (conocido por sus mĆŗltiples casos de corrupción), HernĆ”n de León, Cecilio Cedalise y Ćngela Russo quienes votaron a favor de la absolución de Arias.
Unas semanas antes, la misma corte suprema, que les fallo a las hermanas gunas, vĆctimas de Arquesio Arias, publicaba un fallo discriminatorio que cercenaba las posibilidades de las mujeres panameƱas de acceder a la esterilización voluntaria, la cual forma parte de los derechos sexuales y de reproducción de las fĆ©minas. Actualmente, bajo la ley 7 de 2013 (elaborada y aprobada por varones, como el entonces diputado Blandón y el diputado Chello GĆ”lvez), las mujeres deben contar con dos hijos/as, 23 aƱos y un āvisto bueno mĆ©dicoā, el cual puede, dependiendo de la sensibilidad y Ć©tica del mĆ©dico, incluir una charla intentando cambiar el deseo de la esterilización, para poder acceder a la esterilización, mientras que los varones pueden esterilizarse desde que cumplen 18 aƱos, sin condicionantes ligados a su fecundidad.
En el fallo, de manera incongruente y errónea, los magistrados AyĆŗ, Cedalise, Arrocha, De León y VĆ”squez comentan "que pese a que la mujer y el hombre son iguales ante la Ley y por ende tienen los mismos derechos y obligaciones, no puede soslayarse que la mujer (...) especĆficamente la maternidad, dista mucho de ser semejante al hombre en tĆ©rminos reproductivos. De allĆ que, en ese sentido, no pueda colocarse en situación de igualdad a los hombres y las mujeres", bĆ”sicamente condenando a la mujer a la falta de equidad, bajo el pretexto de la maternidad como función Ćŗnica y prioritaria, sin importar sembrar mĆ”s desigualdad, no solo entre hombres y mujeres sino entre mujeres de distintas clases sociales, porque, no nos engaƱemos, las mujeres que puedan esterilizarse mediante lo privado lo harĆ”n, sin importar lo que dice la ley 7, por lo que sin duda alguna se puede afirmar que son las mujeres obreras, racializadas, quienes se ven afectadas directamente por este fallo que huele a machismo y a un sutil, pero presente, guiƱo a las religiones predominantes en el paĆs, quienes han comentado que ācuando se habla de esterilización se trata de exterminación de personasā (MonseƱor Ulloa, 2013). VĆ©ase por donde se vea, este fallo no es beneficioso para ninguna mujer, la cual en posesión de igualdad ante la ley en base a la carta magna del paĆs, se enfrenta a leyes que le merman sus derechos. Es imposible, entonces, afirmar que vivimos en un estado de igualdad, donde no es necesario seguir luchando por los derechos de la niƱa, adolescente y mujer, y la puesta en prĆ”ctica de los mismos.
ĀæDe quĆ© manera se puede sentir una mujer en PanamĆ”, considerando que sus derechos son vistos como dispensables? ĀæCómo puede sentirse segura una mujer en PanamĆ” cuando el estado protege a su violador? ĀæQuĆ© efecto puede tener esto, en su psique, en su ser? Sin duda alguna, no hay mujer que se sienta feliz, plena o satisfecha viviendo en un paĆs donde es una ciudadana de segunda categorĆa, donde el pacto con el machismo sigue presente, gobernando de la mano del mismo. Ā”Noticia de Ćŗltima hora!: El machismo no solo es malo, es malo para la salud mental de las mujeres. Diversos estudios han seƱalado que las mujeres que experimentan machismo tienen mĆ”s probabilidades de sufrir depresión, estrĆ©s crónico, ansiedad, ideaciones suicidas y desesperanza. Por lo tanto, los acosos callejeros, la brecha salarial de gĆ©nero, la inequidad legal y los roles de gĆ©nero restrictivos afectan seriamente el bienestar de las mujeres. Es agobiante vivir en un paĆs donde nacer mujer es sinónimo de condena, donde se sobrevive, porque no se vive, luchando. A esto, me gustarĆa sumar el efecto que la violencia sexual puede tener en la mujer. Con base en el International Review of the Red Cross (Volume 92 Number 877 March 2010), la violencia sexual ārompe todas las convenciones sociales relacionadas con la sexualidadā y por lo general, expone a las vĆctimas a la estigmatización, a menudo a la discriminación, y puede poner en peligro su posición en la sociedad. En muchas sociedades, como la nuestra, se culpa a las vĆctimas de la violencia sexual. Sin duda, la violencia sexual puede afectar gravemente la salud mental de la vĆctima, con consecuencias a corto, medio o largo plazo, en donde enfermedades mentales como la depresión, la ansiedad, el trastorno de estrĆ©s postraumĆ”tico, trastorno disociativo y amnesia traumĆ”tica pueden aparecer de manera crónica y/o aguda en la persona, muchas veces no recibiendo tratamiento debido al constante estado de vulnerabilidad al que se le somete.

Fotos cortesĆa de Ćngela JimĆ©nez RodrĆguez